Semblanzas de la Guerra del Pacífico
Aun cuando no se habían
hecho esfuerzos efectivos para perseguir al ejército aliado que encabezaba el
general peruano Juan Buendía después de los combates librados en Dolores,
limitándose el mando chileno encabezado por el general Erasmo Escala a realizar
algunas incursiones en los alrededores de Porvenir, al menos una de las medidas
tomadas fue apoderarse del abandonado e indefenso puerto de Iquique.
Así, cuando el General en Jefe
Escala ya había renunciado a perseguir a las tropas aliadas, como consta en los
testimonios del Manuel Baquedano y Rafael Sotomayor, el 20 de noviembre envía
una nota al Ministro de la Guerra para indicarle que pensaba enviar una fuerza
de 3.000 hombres en dirección a Iquique, "y una vez que conozca bien
-agrega- lo que haya de positivo sobre el ejército de Daza que pudiera venir a
presentarnos combate, o a reunirse con los dispersos de ayer enviaré más
fuerzas hacia adelante". Como sabemos, el ejército del dictador boliviano
ya entraba en Arica e iba de vuelta a Tacna, adonde ingresaría el día 23.
A esta nota de Escala, el
Ministro Sotomayor respondió que sería imprudente enviar una división por
tierra sin resolver antes los problemas de avituallamiento imprescindibles para
semejante caminata por el desierto, y remataba indicando al general que iría
hasta Dolores para conferenciar con él. Aceptadas las sugerencias del Ministro,
Escala lo esperó, y en la reunión sostenida se llegó a la conclusión que, una
vez subsanadas las necesidades de la división requerida, saldría una columna de
2.000 hombres por tierra, en tanto el propio Ministro encabezaría una
expedición por mar con otros 1.000 correspondientes a un batallón del
Regimiento Esmeralda acampando en Hospicio, y otro del Lautaro que estaba
próximo a arribar a Pisagua, esperando a las fuerzas terrestres de Escala en la
bahía de Iquique, de manera que se procedería a exigir la rendición de la plaza
cuando el conjunto estuviera listo.
En el regreso a Pisagua del
Ministro Sotomayor y entrando en este puerto en la mañana del 23, se encontró
con la Covadonga que, enviada por el comandante Juan José Latorre sito en
Iquique, le informaba de la rendición del puerto iquiqueño. Lo sucedido era que
el coronel peruano José Miguel Ríos, jefe de la plaza, al recibir el correo
enviado por el general Buendía el 22 de noviembre en que le informaba la
situación y le ordenaba replegarse a la quebrada de Tarapacá con sus fuerzas,
procedía rápidamente a destruir documentos, arrojar al mar todo el parque del
ejército que no podía cargarse en la marcha y "clavar", inutilizando,
los cuatro cañones de los fuertes del Morro y del Colorado. Ante las noticias
del abandono, que corrieron como reguero en el pueblo, muchos optaron por
seguir a las tropas hacia el interior, huir en los vapores que hacían el
tránsito por Iquique y otros asilarse de inmediato en los buques neutrales
anclados en la rada del puerto. Entre estos últimos, el propio Prefecto de
Iquique, el general peruano Ramón López Lavalle que a toda prisa embarcó en el
navío inglés HMS Turquoise. El coronel Ríos comunica al Cuerpo de Cónsules de la
ciudad que ésta queda bajo su custodia, incluyendo los marinos de la Esmeralda
que permanecían cautivos allí (los oficiales habían sido trasladados a Tarma) y
el hospital con sus heridos y enfermos. El mismo 22 se retira, dejando librada
a su suerte a la población de Iquique. Rápidamente los cónsules toman
decisiones en una reunión a la que no asisten autoridades peruanas, excepto el
capitán de puerto Antonio C. de la Guerra, y resuelven dotar a los bomberos de
compañías extranjeras con los medios armados para imponer orden, y a su vez
comunicarse con el comandante Latorre, jefe del bloqueo a bordo del blindado
Cochrane, para informarle de la situación y entregarle la ciudad. El bote que
lleva a los diplomáticos al Cochrane regresa en la certidumbre de los cónsules,
que el puerto será ocupado pacíficamente por las fuerzas chilenas.
El 23 de noviembre entran a
Iquique los 125 marineros de la dotación del Cochrane, de la Covadonga y
algunos de Artillería de Marina que pertenecían a la guarnición del blindado,
al mando del segundo comandante del Cochrane, capitán de corbeta Miguel Gaona
Yáñez, quien asume, además, como Jefe de la plaza. El teniente del Cochrane,
Juan M. Simpson se hace cargo de la seguridad pública. El principal puerto de
Tarapacá y puerta principal de embarque de salitre del Perú pasaba a manos
chilenas sin dispararse un tiro. Ahora, la bandera de Chile flameaba
definitivamente en esa ciudad. El comandante Latorre envía a la Covadonga que,
como hemos indicado, ingresa a Pisagua en la madrugada del 23, informando al
Ministro de la Guerra del desenlace tranquilo de la toma, por lo cual el
Ministro procede ese mismo día en la tarde a embarcar al batallón del
Esmeralda, y junto al general Escala se trasladan a Iquique. En la misma tarde,
se hace el acto de entrega formal de la plaza, estableciéndose al capitán de
navío Patricio Lynch como Comandante de Armas de Iquique (hasta ahí era el
comandante encargado del transporte, siendo reemplazado por el capitán Baltasar
Campillo).
Pronto el desafío de poseer
Tarapacá pasaría, de lo militar a lo financiero. Administrar los negocios del
salitre y el guano absorberían al Gobierno de Aníbal Pinto que debía equilibrar
los intereses nacionales con los privados, donde estaban involucrados grandes
empresarios británicos y franceses. Para resolver estas delicadas cuestiones
fue nombrado Delegado Fiscal de Tarapacá el señor Baltasar Sánchez Fontecilla.
Otra serie de funcionarios fueron en su auxilio, y aún cuando no fue fácil
volver a mover a la industria salitrera, el 5 de enero de 1880 el jefe de
hacienda del territorio ocupado, Miguel Carreño, envió el telegrama anunciando
el embarque de los primeros 1.164 quintales por ese puerto.
Chile comenzaba así a
recibir los ingresos que, arrebatados a las arcas peruanas, ahora irían a
insuflar aire a las ahogadas finanzas del país. Al menos los medios económicos
para arremeter grandes jornadas de la guerra comenzaban a entrar lentamente al fisco.
Tomado del Internet