Uno de los lugares emblemáticos de la ciudad de Lima, ubicado en la zona denominada “Barrios Altos” es, sin lugar a dudas, el Cementerio Presbítero Maestro, antes denominado “Cementerio General de Lima”, en la cuadra 17 del jirón Ancash. Fue construido entre 1807 y 1808 por el arquitecto, escultor y pintor de origen vasco, Matías Maestro (1766–1835), e inaugurado el 31 de mayo de 1808 durante el gobierno del virrey José Fernando de Abascal. En aquellos días se le llamaba “el panteón de Lima” y fue el primer cementerio de carácter civil en América.
El mencionado camposanto alberga a
una de las joyas de la arquitectura republicana: la Cripta de los Héroes.
Corría el año de 1906 cuando el Congreso de la República, durante el gobierno
del presidente José Pardo y Barreda, dispuso la suma de ocho mil libras para
edificar una cripta — tal como rezaba en uno de los artículos del decreto Ley
N°398 — en homenaje a los héroes caídos de la “última guerra exterior” (frase
que hace alusión a los combatientes muertos en la Guerra del Pacífico).
Posteriormente fueron trasladados allí héroes sobrevivientes de dicha guerra.
La cripta fue construida bajo las órdenes de los arquitectos Émile Robert y
Antonin Mercié, y fue inaugurada en 1908. El edificio Art Nouveau, posee
un estilo ecléctico de evidentes reminiscencias neoclásicas y en la parte
superior luce una cúpula de grandes dimensiones.
El monumento está rodeado por
columnas y ornamentos en las partes superior, inferior y lateral y posee revestimientos
interiores en mármol blanco con vetas grises y negras, además de vitrales en
las partes superior delantera y posterior y diversos elementos estéticos que en
conjunto le dan un aspecto monumental e imponente, propio del estilo neoclásico
reinterpretado por los europeos en el siglo XIX, y que llegó al Perú traído por
arquitectos, ingenieros y artistas franceses durante el periodo republicano y
que contrasta con los estilos de esa época: el neogótico y el neobarroco,
recurrentes en los mausoleos y tumbas del Presbítero Maestro.
Dentro de la cripta se aprecian tres
niveles (dos de los cuales son subterráneos): el primero, conformado por una
sala de ingreso tipo mezannine circular en el primer nivel, en el que se
encuentran los sarcófagos de Miguel Grau Seminario y Francisco Bolognesi
Cervantes. Este ambiente está revestido en mármol blanco con vetas grises. En
los vanos de ingreso y en algunas paredes del edificio se observan placas de
mármol con los nombres de hombres, mujeres y niños que participaron y/o
prestaron apoyo durante la guerra.
Una escalera lateral conduce al
primer nivel subterráneo en el que se encuentra una serie de 234 nichos con los
restos de héroes de las diversas campañas y batallas de la Guerra del Pacífico.
En la parte central están los restos de Andrés Avelino Cáceres Dorregaray y
alrededor se aprecian cinco osarios con restos de soldados caídos en combate en
las batallas de Tarapacá y Angamos; Tacna y Arica; San Juan, Chorrillos y
Miraflores; Huamachuco y San Pablo. El piso y los nichos son de mármol blanco y
vetas grises.
En un segundo nivel subterráneo se
ubican 29 sarcófagos, 16 placas y 40 nichos de mármol blanco que contrasta con
el mármol negro del piso y paredes, donde yacen Alfonso Ugarte y otros héroes
que ofrendaron su vida entre 1879 y 1884. Al ingreso de este nivel hay un
sarcófago con los restos del héroe del Cenepa, mayor EP Luis Alberto García
Rojas muerto en 1995 como capitán de artillería, y que es considerado el último héroe que
ha tenido el Perú, declarado como tal en 2006 por la Ley 28682 y trasladado a
la cripta en enero de 2017.
Desde junio de 1999 el cementerio
recibió la denominación de “Museo Cementerio Presbítero Maestro” por acuerdo de
directorio de la Sociedad de Beneficencia de Lima Metropolitana, el Consejo
Nacional de Museos (ICOM-PERU) y el entonces Instituto Nacional de Cultura, a
fin de valorar, proteger y difundir el patrimonio artístico, arquitectónico e
histórico de carácter funerario. Desde entonces la Beneficencia Pública de Lima
viene organizando visitas guiadas tanto diurnas como nocturnas en las que se
puede conocer y apreciar, además del recorrido por los cuarteles y mausoleos,
la Cripta de los Héroes.
No obstante, su valor arquitectónico,
la Cripta de los Héroes no solo debe valorarse por ese aspecto sino también por
lo que representa históricamente, y es un merecido reconocimiento al valor,
entrega y amor por la Patria de héroes y patriotas que lucharon por defender el
territorio del Perú.
Fuente: Rosa María Vargas
Romero Historiadora/ Crítica de Arte