Monumental obra del inventor e ingeniero peruano Pedro Ruiz Gallo fue el Reloj de la Exposición, cuya construcción le tomo cuatro años y tuvo un costo de mas de 31 mil soles de plata de 9/10 financiado en parte por el Estado y casi con 10 mil soles por el mismo Ruiz Gallo. Fue inaugurado el 6 de diciembre de 1870 a las 12 de la noche y luego se convirtió en una de las principales atracciones de la Exposición de Lima de 1872.
La descripción que hace de esta maravilla de la ingeniería el historiador Jorge Basadre nos dice mucho de la calidad de esta obra: “El reloj estaba constituido por cinco cuerpos. El primero, que era el central, comunicaba el movimiento a todos los demás y daba las horas. El segundo marcaba los cuartos de hora, las medias horas, los minutos y segundos. El tercero señalaba los días, los meses, las cuatro estaciones, los años, los siglos, las fases de la luna y el curso del sol. En el cuarto cuerpo, mediante un engranaje que ponía en movimiento a doce cilindros de cinco metros de largo por dos de ancho, se presentaba —cumplida cada hora del día— un cuadro de la historia del Perú.
Finalmente, el quinto cuerpo movía un mecanismo para reproducir dos escenas fundamentales: la primera, a las cinco de la mañana, en que se izaba el pabellón nacional; la segunda, a las cinco de la tarde, en que era arriado. En ambas, dos centinelas en miniatura ponían las armas al hombro, mientras un engranaje de campanas dejaba escuchar, con gran sonoridad, el Himno Nacional.
El frontis del reloj medía once metros de altura
por dieciséis de ancho, con un espesor de cinco metros. La obra descansaba
sobre doce columnas de madera tallada acompañadas por igual número de soportes
de hierro y de madera, que hacían de ella un edificio muy sólido.
En los diferentes mecanismos que tenía el reloj, se contaban 5,198 piezas y en el frontis y en los aparatos anexos a las máquinas había 5,578. La construcción duró cerca de seis años y en ella se gastaron 31,334 soles; Ruiz Gallo recibió del Estado solamente la suma de 21,000.
Una balanza reemplaza al péndulo de que hasta hoy
se hace uso en la relojería. Dicha balanza, con un registro para regular el
movimiento y una compensación para evitar el efecto de los cambios de
temperatura, tenía la ventaja de no ocupar el espacio que necesitaría la
amplitud de la oscilación de un péndulo. La balanza en vez del péndulo fue
invención exclusiva de Ruiz Gallo.
Pero lo más sorprendente en el reloj era el
funcionamiento del tambor de la quinta máquina. Cuando marcaba en la esfera
horaria las cinco de la tarde, veíase arriar, (como ya se ha indicado), en la
parte superior del reloj, el pabellón nacional e inmediatamente presentábanse
dos centinelas que hacían con sus armas los honores de ordenanza, al mismo
tiempo que el órgano —que era uno de sus mejores ornamentos— dejaba oír el
Himno peruano. Al terminar la segunda estrofa, se arriaba automáticamente la
enseña, desaparecían los centinelas y el aparato quedaba preparado para repetir
sus funciones al día siguiente.
Atrayentes eran también los doce cuadros históricos
pintados por el autor para evocar hechos saltantes de la historia patria.
Hallaba en ellos el pueblo —en cada hora— la presentación de una escena
memorable. El primer cuadro evocaba la fundación del imperio de los Incas.
Veíase a Manco Cápac y Mama Ocllo en el cerro de Huanacaure. A la derecha se
contemplaba el lago Titicaca de donde vino Manco. A la izquierda se divisaban
las montañas y la llanura inculta en que se fundó el Cuzco. En la parte
inferior estaban los secuaces y prosélitos del Inca y su ayllu, en el acto de
presentarlo como hijo del Sol a la crédula multitud. El segundo cuadro simboliza
la grandeza del imperio incaico: Huayna Cápac y el templo del Sol. El tercero
evocaba la llegada de los españoles y la expedición hasta Cajamarca. En el
cuarto cuadro se podía ver la prisión del Inca Atahualpa y las fuerzas de
Pizarro acometiendo a los indios en la plaza de Cajamarca. El quinto cuadro se
refería al sitio del Cuzco y a los esfuerzos de Cahuide para defender la
fortaleza de Sacsahuamán. Los cuadros 6, 7, 8, 9, 10 y 11 representaban el
sacrificio de Túpac Amaru en la plaza del Cuzco, la captura de la Esmeralda, la
jura de la Independencia del Perú en Lima el 28 de julio de 1821 y las jornadas
de Junín, Ayacucho y del 2 de mayo de 1866 en el Callao. El duodécimo y último
cuadro estaba dedicado a la administración de Balta. Aparecía allí el
Presidente teniendo ante sí el mapa del Perú para decretar obras públicas y
mejoras en todos los departamentos. Había en la misma escena varias alusiones a
las artes, las industrias, los caminos y la navegación. Todos estos doce
cuadros verificaban una revolución completa durante las veinticuatro horas del
día.
Un periódico limeño de la época decía lo siguiente:
“Para llevar el señor Ruiz a cabo esa obra necesitaba ser mucho más que un
relojero. De lo que menos hay en esa maravilla es de reloj. Allí el hombre ha
debido ser astrónomo; músico, constructor de instrumentos musicales, pintor de
historia, automatista. No se puede formar una idea sin estar delante de esa
inimitable creación del genio de un solo hombre”.
Cerca de diez años permaneció el reloj a la vista
del público en la Exposición, entonces el lugar más concurrido de Lima."
(Basadre, Jorge. 1968-70. Historia de la República del Perú. 6ta. Ed. Lima:
Editorial Universitaria.)
Laguna en el Parque de la Exposición, Al extremo del lado derecho se puede ver el Reloj de Pedro Ruiz Gallo |
En lo alto de todo el reloj había un asta de bandera y la estructura estaba pintada de color marfil y sus partes más saltantes estaban doradas a fuego. Debe consignarse que todos los cuadros también habían sido pintados por el mismo Ruiz Gallo.
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Fuentes:
- Ernesto Ascher,
Historia del pasado y observaciones del presente
- Blog Política,
Economía, Historia de César Vásquez Bazán, El Reloj de Pedro Ruiz Gallo en la
exposición de Lima (http://cavb.blogspot.com/2011/09/el-reloj-de-pedro-ruiz-gallo-en el.html)
- Obras Públicas,
Parque de la Exposición, 1869-1892 - AHML, Biblioteca Municipal de Lima.