sábado, 30 de agosto de 2014

Los Carnavales


Carnavales 1928

¿Cómo se celebraban los carnavales en Lima? Resulta que a mediados del siglo XIX eran diversas las maneras cómo se realizaban. Un ejemplo era el tirarlo a uno en una de las acequias en el Centro de Lima entre las gentes más humildes. Por supuesto que era un experiencia nada agradable. En la clase alta, la costumbre era lanzar huevos. Se hacía un pequeño orificio en las cáscaras, se retiraba en el contenido para rellenarlos con agua y tirarlos dese los balcones. Los limeños siempre celebraron los carnavales con entusiasmo y hasta con locura. Los corsos de carros alegóricos de antaño han sido remplazados por frenéticas celebraciones en los clubes departamentales y distritales protagonizadas por los provincianos y sus hijos, quienes constituimos la mayoría de la población. Ya en el oncenio del ex presidente Augusto B. Leguía, (1919-30) se prohibió echar agua y se crearon los “carnavales secos”. Se escogía a las reinas de cada distrito, había corsos con automóviles por el paseo Colón y la Plaza de Armas. Cuando cayó Leguía, esta costumbre desapareció. Luego los carnavales llegaron a los balnearios de Miraflores, La Punta y Ancón, donde se celebraban fiestas en los clubes privados. Una festividad muy popular era la que se celebraba en la Plaza de Armas de Barranco en los años sesenta. Lamentablemente con el pasar de los años, Lima tiene hoy una cultura más agresiva; por eso, los juegos de carnavales en las calles se han hecho más peligrosos. La PNP tiene que intervenir para que no se produzcan daños a la población y a la propiedad privada.

Compilado (Publimetro)

La Inauguración del Monumento a Francisco Bolognesi

Crnel. Francisco Bolognesi 1905 - 1954

El 6 de noviembre de 1905 se inauguró en Lima el monumento en homenaje al  máximo héroe de Arica, el coronel Francisco Bolognesi, durante una  fiesta patriótica que congregó a no menos de 50 mil personas. Para tal acontecimiento, invitado especialmente por el gobierno peruano, arribó desde Buenos Aires uno de los pocos sobrevivientes de esa histórica batalla, el General Roque Sáenz Peña Lahitte. El ilustre argentino, quien luego de una brillante trayectoria como abogado, militar y diplomático llegaría a ser Presidente de su país, había luchado en la guerra con Chile con el grado de comandante de las tropas peruanas. El 7 de junio de 1880, como primer jefe del batallón Iquique N° 33 peleó al lado del coronel y sus hombres "hasta quemar el último cartucho". Herido en el brazo durante el asalto chileno, fue tomado prisionero y mantenido cautivo hasta que pudo regresar a su tierra natal. Más de 20 años después, la Plaza Bolognesi comenzó a gestarse con la colocación de su primera piedra, el 29 de julio de 1902. Sin embargo, el monumento -obra del escultor español Agustín Querol, quien ganó el concurso internacional convocado por el Concejo Provincial de Lima en noviembre de 1899-, tardó más de dos años en ser concluido y recién a comienzos de 1905 empezó a llegar por barco, en bloques que fueron ensamblados luego bajo la dirección del obrero peruano Enrique Dias. Aunque la inauguración habia sido programada inicialmente para el día 4, fecha en que se conmemoraba el 87 aniversario del natalicio de Bolognesi, diversas circunstancias obligaron a su postergación, lo que prolongó y exalto aún más los ánimos patrióticos. El Jirón de la Unión, la más importante calle de la época, lucía un aspecto de fiesta y la afluencia de gente en las principales avenidas de la ciudad era extraordinaria. En ese ambiente de efervescencia nacional llegó el General Roque Saénz Peña.


Antes del acto inaugural, y ante los comandantes y unidades alineados en la flamante plaza, al ilustre visitante se le confirió el grado de General del Ejército del Perú para que las tropas, bajo sus órdenes, solemnizaran el tributo al perennizado héroe. La ceremonia, encabezada por el presidente de la República, don José Pardo, llego a su punto máximo cuando se descorrió el velo que cubría la figura del glorioso combatiente. "Señores: la Nación ha cumplido un nobilísimo deber al perpetuar en el granito y el bronce el monumento de admiración y de gratitud que todos los peruanos tenemos erigido en nuestro pecho a ese puñado de valientes que, comandados por el heroico coronel Bolognesi, salvaron en el Morro de Arica, con su generoso sacrificio, el honor nacional", exclamó a los presentes. El General Roque Saénz Peña, por su parte, dirigió al héroe un emotivo discurso. "Coronel Bolognesi: uno de tus capitanes vuelve, de nuevo, a sus cuarteles, desde la lejana tierra atlántica... Regreso con distancia de un cuarto de siglo, pero vuelvo sin olvidos y sin retardos, porque llego en la hora justa de tu apoteosis".

La primera juramentación de fidelidad a la bandera, que se renueva anualmente hasta la actualidad, se efectuó minutos después por los conscriptos de 1904 formados ante el monumento. Al término del solemne acto, el Presidente llamó a los sobrevivientes de la epopeya de Arica, entre oficiales y subalternos, para colocarles medallas concedidas por el Congreso como símbolos de reconocimiento y gratitud de la Nación.

Fuente:

El Siglo XX de El Comercio. 1900-1919. Plaza & Janes Editores S.A. Edición de Perú, 2000.