Las primeras exhibiciones se
proyectaron en el famoso café del "Jardín Estrasburgo", localizado
frente a la Plaza de Armas, (bajos del actual Club de la Unión). Las salas de
teatro, fueron también escenario para las presentaciones. Largas filas se
formaban para asistir a las proyecciones.
A partir de 1908 se
levantaron las carpas especiales. Una de estas, fue la famosa "Carpa de
San Juan de Dios" ubicada en la Plazuela de la Micheo (Hoy Plaza San
Martín).
Es así, que el cine llegó a
Lima. Sin importar que fuera mudo. Lo importante era dar a conocer, lo que
todos querían ver: ¡Europa!
Al fin, los limeños pudieron
ver en movimiento, esos mundos de los que tanto se había hablado y con los que
tanto habían soñado. Pudieron conocer, la vida en las capitales europeas, los
edificios en París y Londres; la moda, las costumbres y los sueños de aquellos
a quienes consideraban modelos de refinamiento y modernidad.
El público asiduo al cine,
fue variado y heterogéneo, pero las más entusiastas fueron siempre las mujeres.
A ellas les fascinó la posibilidad de ver, besos legendarios, como los de
Rodolfo Valentino.
Desde 1897, el cine dictó clases de romanticismo en Lima. Muchos intentaban parecerse a Valentino y a los galanes que habían robado los corazones de las limeñas. Aquellos idolatrados actores, les enseñaron a vestir, a comportarse y naturalmente, a enamorar.
Lima, Paseos por la Ciudad y su Historia.