lunes, 30 de diciembre de 2019

El héroe que quedó en el olvido




Fernando Lores Tenazoa

(Iquitos, 27/4/!906 - Güepi, 26/3/1933) Han pasado 86 años de la Batalla de Güeppi en la que un chico de 26 años llamado Fernando Lores Tenazoa murió junto a otros de sus compañeros que estaban bajo su mando.

Las cañoneras colombianas Santa Martha y Cartagena, que controlaban el Putumayo, la madrugada del 26 de marzo se acercaban a nuestra pequeña guarnición de Güeppi para capturarla. El capitán peruano, en cumplimiento de órdenes recibidas desde Iquitos con anterioridad, dispuso que se produjera un repliegue por la trocha que llegaba hasta Pantoja en el Río Napo, lo cual se llevó a la práctica. Sin embargo, también encargó a Lores que con su grupo de nueve subalternos (a quienes él llamaba “mis tenazoas”) cumplieran la tarea de “cubrir la retirada”, es decir que se colocarán atrás, en la retaguardia, para distraer a los marineros colombianos mientras el grueso de nuestra tropa avanzaba hacia el Napo.

Sin embargo, lo que hizo Lores no fue replegarse, sino que se quedó con sus “tenazoas” a orillas del Putumayo buscando impedir el desembarco de las tropas enemigas. Debe haber sido un espectáculo digno de una película ver a estos diez jóvenes treparse a los árboles, disparar y de inmediato bajar para correr un trecho, subirse a otro árbol, disparar, bajar, correr, subir, disparar, bajar, correr, subir, dando la sensación a los atacantes que no eran diez sino mucha gente que les disparaba desde los árboles.

De esta manera, nuestros combatientes fueron cayendo uno a uno. Ellos son Alfredo Vargas Guerra, Alberto Reyes Gamarra, Reynaldo Bartra Díaz, Pascual Gómez López y otros cinco combatientes más cuyos nombres no están al alcance hasta ahora. No recuerdo bien cuál de los cuatro nombrados (creo que fue Vargas Guerra), estando trepado en un árbol, al darse cuenta que había sido alcanzado por las balas enemigas, se lanzó al río con su arma en las manos muriendo ahogado.

Lores y sus “tenazoas” no estaban cubriendo la retirada. Estaban defendiendo el suelo patrio. En su mente estaba la idea de que, si bien no podían evitar que las botas extranjeras capturen suelo patrio, lo mínimo que debían hacer era morir combatiendo y no replegarse.

No rendirse, sin embargo era una decisión absurda y resultaba una opción sin ningún beneficio práctico, ya que de ninguna manera se podía impedir la pérdida de Arica o de Güeppi. La razón exigía rendirse en Arica y replegarse en Güeppi. Era lo lógico y lo razonable rendirse o replegarse.

En el medio siglo transcurrido entre Arica y Güeppi la gloria de nuestros defensores había crecido gigantescamente. Nuestro Fernando había servido en el Ejército en su estada en Lima y allí obtuvo el grado de sargento segundo. Al producirse la Guerra del Putumayo volvió a enrolarse.

Dejemos a Cecilia Flores, su novia eterna, que hace pocos años pasó a la gloria cargada de recuerdos imborrables, nos cuente lo que ella recogió sobre los últimos momentos de nuestro héroe en Güeppi: "Al desembarcar, los colombianos en Güeppi lo encontraron moribundo tendido a orillas del río. El capitán médico se le acercó. Al reconocerlo, Fernando lo escupió y enseguida lanzó su último suspiro". Cecilia Flores solía repetirnos de memoria la frase escrita posteriormente por este médico colombiano: “Mucho hubiera querido conocer el nombre de este valeroso soldado que es digno de un canto homérico”.

Wikipedia

viernes, 29 de noviembre de 2019

Los indígenas peruanos en aislamiento voluntario se dejan ver

Unos 100 miembros de la etnia ‘mashco piro’ fueron filmados en un puesto de control de la reserva territorial Madre de Dios, al sur del país

JACQUELINE FOWKS Lima 21 AGO 2013 - 00:01 CET7


Archivado en: Indígenas Nómadas Perú Aislamiento social Sudamérica Latinoamérica Etnias Problemas sociales América Sociedad

Los mashco piro son uno de los 15 pueblos indígenas en aislamiento voluntario en el Perú. Se comunican en la lengua yine, no están inmunizados y se desplazan como nómadas en el área de una reserva territorial creada expresamente para ellos. Casi nunca se dejan ver, pero ahora han llegado hasta un punto de control en la comunidad que colinda (Monte Salvado) donde fueron filmados, asegura Klaus Quicque, presidente de la Federación Nativa del río Madre de Dios y Afluentes (Fenamad). “Queremos proteger a esos hermanos y preservar sus derechos, porque el gobierno no asume su responsabilidad”, dice.

La zona donde ocurrió el encuentro con los mashco piro es la cuenca del río Las Piedras en la selva sur del país. Desde Puerto Maldonado, capital de Madre de Dios, lleva tres o cuatro días llegar en lancha. Según el presidente de Fenamad, eran unos 100 indígenas. Se comunicaron en yine con un agente de protección de la reserva, quien los persuadió de no cruzar el río, y pidieron plátano y soja. “Son pueblos que viven en un gran espacio de tala y concesiones forestales que colinda con la reserva, pero también es una ruta de tránsito de actividades ilícitas hacia Bolivia y Brasil”, explica Quicque, que cree que los mashco piro se sienten presionados.

Perú cuenta con cinco reservas territoriales para proteger a pueblos en aislamiento voluntario. Es uno de los siete países de Sudamérica con este tipo de población, sin contacto con colonos ni otras comunidades. “Vamos a tomar acciones legales, nada de paros, porque el Ministerio de Cultura no está cumpliendo su función [de protegerlos]: han despedido al viceministro de Interculturalidad por opinar a favor de la reserva territorial nahua-nanti”, comentó el dirigente.

Un antropólogo que realizó un trabajo de campo en 2009 en la zona opina que los mashco piro podrían no estar sufriendo la presión de las actividades –lícitas o no– , sino que podría tratarse de que siguen avanzando en el territorio. Asegura que este año ha habido más encuentros con indígenas voluntariamente aislados que en años anteriores y que el problema real es que en las comunidades aledañas no hay campañas de salud para evitar enfermedades que eventualmente podrían transmitir a los indígenas. “¿Qué les pasaría si se acercaran a alguien que tiene gripe?”, dijo el antropólogo, aludiendo tácitamente a los miles de indígenas muertos en el pasado por falta de defensas tras el contacto con trabajadores del caucho e hidrocarburos.

La Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep) es la institución que agrupa a más del 60 % de federaciones y organizaciones de población amazónica. Isrrail Aquise, experto de Aidesep en pueblos aislados voluntariamente, destaca la importancia de la filmación: “es una prueba contundente donde se visibiliza a los invisibilizados, que para el gobierno pasado no existían”

Compilado

martes, 22 de octubre de 2019

Carlos Baca - Flor

Autoretrato
Nació en el Distrito de Islay, Provincia de Islay, departamento de Arequipa, el 11 de junio de 1867, murió en París el 20 de febrero de 1941. Antes de cumplir un año, se trasladó con su familia a Santiago de Chile donde además cursó sus estudios. En 1882, ingresó a la Academia de Bellas Artes de Santiago, La versatilidad que adquirió no solo en pintura sino también en escultura, le consiguió el primer premio en los concursos de bustos y estatuas (1883), una medalla especial por dibujos, la medalla de oro (1885) y un primer premio (1886).

En 1886, obtiene el primer puesto en una exposición de la academia por La vocación natural. Esta distinción, sumada a las anteriores, le consiguió, a los 18 años, el Premio Roma, que le otorgaba una pensión por cinco años en la capital italiana. Sin embargo, no aceptó el premio chileno por motivos de su lealtad al Perú, ya que después de la Guerra del Pacífico, ambos países mantenían tensas relaciones y el aceptar el galardón hubiera sido visto como una nacionalización chilena, donde Baca-Flor contesta con voz clara y grave "No, mi patria pasa la desgracia de fracasar en una guerra y la patria es como una madre, uno no puede traicionar a su madre. Prefiero no recibir el premio". Acto seguido se retiró de la ceremonia. Esta actitud le granjeó las simpatías del ministro plenipotenciario peruano en Chile, Carlos M. Elías de la Quintana, quien informó a su gobierno, consiguiéndose que el presidente Andrés A. Cáceres lo invitara a Lima y le otorgará una pensión igual a la del Premio Roma.

A mediados de 1887 llegó con su madre a Lima e ingresó al círculo de la familia del presidente Cáceres y de sus amigos en el que cultivaba la poesía, la música y las artes plásticas. En Lima pintó los retratos de la familia presidencial e instaló un taller cedido por Ricardo Palma (actual Archivo Nacional). Además, realizó varios retratos que se encuentran en el Club Nacional, el antiguo Senado de la República y en el Banco Central de Reserva. En la capital peruana mantuvo amistad con el científico Scipión E. Llona Gastañeta, el pintor Luis Astete y Concha, el músico José María Valle Riestra y Pedro López Aliaga.

El Congreso peruano votó con fecha 2 de agosto de 1889 una pensión para que fuera a perfeccionarse a Europa. Viajó el 6 de febrero de 1890 para ya no volver al Perú".

Fuente: Historias Fotográficas del Perú y del Mundo

lunes, 30 de septiembre de 2019

Medio siglo de gloria


Gol de "Cachito" Ramírez en la Bombonera

Hace 50 años Perú empató 2 – 2 con Argentina en la Bombonera y clasificó a su primer mundial (México 70) por mérito propio. Nunca antes la Albiceleste había quedado fuera de la Copa del Mundo. ¿Quiénes fueron los protagonistas de la mítica hazaña? Así era la selección en 1969.

Del partido se podría escribir un libro. Así de trascendente fue. Para los argentinos, en una pesadilla quieren recordar nunca, aunque igual lo hacen. Para los peruanos, uno de los días más gloriosos en la historia de nuestro fútbol. Resumir en éstas páginas el 2 – 2 no es fácil. Por eso elegí tres protagonistas en quienes se encuentra la pulpa de una proeza quizá irrepetible.

El Príncipe Etíope


Waldir Pereira "Didí"

Los brasileños decían así según las crónicas, a Waldir Pereira “Didí” por su elegancia al vestir dentro y fuera de la cancha. Fue el entrenador de la Selección peruana que eliminó a Argentina en la Bombonera, pero más se le recuerda por su pasado como futbolista: Ganó dos mundiales con Brasil (Suecia 1958 y Chile 1962). Por cosas de la vida, su carrera de entrenador empezó en Sporting Cristal. No lo hizo mal. En 1968, Teófilo Salinas, entonces presidente de la llamada Confederación Peruana de Fútbol (Hoy FPF), se decidió por él.

Cuentan los futbolistas, que no era un gran técnico –aunque posiblemente vimos al Perú más vistoso-, pero si un gran motivador. Roberto Chale lo recuerda así: “Didí no era un estratega, pero nos decía que éramos los mejores futbolistas del mundo y le creíamos”. Si clasificábamos a México 70 esa tarde en la Bombonera, fue, en parte, por dos momentos pensados por él. Primero: Antes de saltar al campo, llevó los jugadores a un costado y sacó un frasco llenos de huayruros. “Con esto nunca he perdido”, dijo. “Hicimos un puño alrededor de las semillas y nos arengamos”, comentó Chumpitaz. Segundo: Pidió que le dieran una tijera a “Perico León”, quien desgarró su short. “Si en los primeros 20 minutos el partido está complicado, te lo rompes y te lo sacas. Así enfriamos el juego”. Sucedió tal cual. “Didí” También fue el único que confiaba en Oswaldo “Cachito” Ramírez, lo que nos lleva a hablar del siguiente protagonista de este relato.

El velocista imperfecto

No iba a jugar. Era Alberto Gallardo, puntero derecho. Pero “Didí” a pesar que el tipó era rápido e imparable tenía un problema: No sabía definir. “En una concentración, se me acercó y me dijo que tenía que aprender a definir. Me mostró algunos movimientos en el área y en ese momento mi carrera cambió”. Si un jugador que hace 100 m. en 10 segundos le enseñas a meter goles, es un delantero peligrosísimo. El “Jet” como le decía a Gallardo como le decían, se lesionó y Ramírez con solo 22 años, fue el elegido para reemplazarlo.

El partido

Corría el minuto 64, eludió al guardameta con un amague y remató cruzado. Perú entonces se adelantó al marcador. Ya se podía oler lo que sucedería después: Argentina que daría eliminada del Mundial. Algo que nunca antes sucedió y hay pocas posibilidades de que se repita. “Cachito” volvió a anotar en el minuto 83. Dejó así su nombre en los libros de historia.

Un maestro de la distracción

Cuando el partido estaba picante, con opciones para ambos equipos, Roberto Chale no tuvo mejor idea que “sacar de partido” –como se dice coloquialmente- a los argentinos. Quería desconcertarlos, provocar su peor lado, que se olvidaran de la pelota y se sintieran frustrados. Juan Carlos Rulli fue su víctima. Faltando minutos para que finalizara el primer tiempo, Chale tomó el balón con sus dos manos y lo golpeó contra la cabeza del volante local. No fue un trompazo, pero genero indignación en la cancha y en la tribuna. Por poco y el césped de la Bombonera se convierte en un ring de boxeo.

“En un lateral, Rulli me dio una patadita, pero por amistad. Yo le devolví el favor con la pelota en la cabeza. También le dije: No pueden con nosotros: En el segundo tiempo le damos”. Así fue. Un detalle no menor: El árbitro no chileno –Hormazábal- anuló un gol de Brindis en los segundos finales., impidiendo así el 3 – 2. Perú clasificó al mundial. El primero por méritos propios. El Aeropuerto Jorge Chávez, nunca estuvo tan lleno como cuando ellos regresaron.
…………………….

Compilado

Fuente: Revista “Somos” 1706, del Comercio, Lima Perú. 2019.


domingo, 4 de agosto de 2019

El mítico gol de Perico cumple 50 años


Lima, Domingo 3 de agosto de 1969. El Perú vivía por entonces los efectos de las reformas del casi recién inaugurado “Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas”, presidido por el general Juan Velasco Alvarado, escuchábamos a los Beatles, los televisores de moda eran los de marca Philco, los programas más populares, “La Tremenda Corte” y “Haga negocio con Kiko”; en la radio “Radioperiódico El Mundo” acaparaba el primer lugar de sintonía;y los jóvenes escuchaban las radios "Atalaya","América" y "Miraflores, los escolares vestían los uniformes “comando” y “cadete” y el joven escritor Mario Vargas Llosa era voceado para obtener el premio Nobel de Literatura.

En este ambiente, la selección peruana de fútbol se planteaba el duro reto para clasificar al Mundial de fútbol que se realizaría en México el año siguiente, enfrentando a Argentina. Para la cita mexicana, el fútbol de Sudamérica se dividió en tres grupos. Argentina fue cabeza de un grupo que completaban Perú y Bolivia y que clasificaba al ganador al Mundial Argentina, campeón entonces de once torneos sudamericanos había sido considerada durante mucho tiempo como una de las selecciones con el fútbol más técnico de Sudamérica sólo había dejado de participar en tres Copas del Mundo –1938, 1950 y 1954 por motivos políticos y financieros. Perú por su parte tenía una sola participación como invitado, casi cuarenta años atrás, en 1930, siendo Uruguay el país anfitrión.

Los argentinos venían de perder 3-1 en la altura de La Paz lo que motivó la renuncia del entrenador Pizzutti (que había tomado las riendas del DT anterior Maschio) y posteriormente Adolfo Pedernera fue llamado para tomar la dirección del equipo argentino de regreso a Buenos Aires.

Bajo la dirección del técnico brasileño Waldir Pereira "Didí", Perú se presentaba como una incógnita. La táctica estaba definida a través de las características de cada uno de los que componían el equipo: Rubiños, Eloy Campos, La Torre, Chumpitaz y Fuentes; Mifflin y Challe; Baylón, “Perico” León, Cubillas y Gallardo. Estos nombres no habían variado mucho en los últimos años.
Ese día, Perú formó con Luis Rubiños, Pedro Gonzáles, Orlando La Torre, Héctor Chumpitaz y Nicolás Fuentes; Roberto Challe y Ramón Mifflin; Julio Baylón, Pedro “Perico” León, Teófilo Cubillas y Alberto Gallardo.
El partido se jugó a estadio lleno y contó con pocas oportunidades de gol. Perú demostró que bajo el comando de Didí, había mejorado considerablemente el estado físico de los jugadores, lo que les permitía jugar casi todo el partido al mismo ritmo aun así, hubo ciertas debilidades que Argentina no pudo explotar porque su equipo, según la exacta definición de un cronista bonaerense, más que una selección, era una recolección de jugadores.

La defensa peruana era fuerte y los mediocampistas se entendían muy bien en el cual mostraban todo su virtuosismo técnico elegante. Era excepcionalmente rápida quizás la más rápida del fútbol peruano hasta ese entonces pero todos salvo Gallardo, que a veces incurría a la indecisión, cometían el defecto del excesivo individualismo, el más notorio era el de Julio Baylón, que se excedía con frecuencia a lo que los ingleses llamaban #dribbling”, los argentinos, “gambeta”, y lo que los peruanos por ese entonces llamábamos “cabreo”.
LLEGA El partido se mantuvo cerrado hasta el minuto 52’ Héctor Chumpitaz, el capitán peruano sale jugando la pelota desde su área defensiva hacia su izquierda levanta la cabeza y lanza un pelotazo hacia el área argentina, Pedro “Perico” León deja correr el balón entre Silvio Marzolini y Alfio “Coco” Basile (que luego fue expulsado), y toca la pelota con el empeine magistralmente por encima de su cabeza del arquero Mario Agustín Cejas, un gol de gran calidad e histórico. En la transmisión en directo del Canal 9 ese día, en la secuencia del gol, y puesto que el “sombrero” de Perico fue muy alto, el balón “se salió de la pantalla”, a raíz de que los camarógrafos no tenían la experiencia del caso segundos pasaron viendo la pelota en el aire sin ver a cejas ni el arco, luego bajaron la cámara y la pelota divisando como la pelota (de color cuero, marca “Player”), ingresaba al arco, lentamente dando botes.

Durante la investigación del libro “Mundialistas” el periodista Mario 'Tigre' Fernández le acercó las fotos al capitán Héctor Chumpitaz y lo metió en una máquina del tiempo, lo trasladó a la tarde de 1969. "Viendo esta secuencia del gol de “Perico” al arquero Cejas solo me cabe decir que en Pedro Pablo vi al mejor '9' de toda mi vida. Habilidoso, muy vivo para sacarse marcas de encima, “mataba” la pelota con el pecho y tenía tiempo hasta de abrocharse el botón de la camisa, cabeceaba perfecto, remataba con los dos pies y era dueño de una técnica completa, recuerda 'Chumpi'.

Aquí comienzan las distintas versiones, ninguna tan certera como la que narra Chumpitaz, se ha dicho que “Perico” controló el pase con el pecho, pero no "No la 'mató' con el pecho sino que la hizo discurrir hacia adelante porque tenía casi pegado a Basile y llegaba Marzolini",

Otro mito se termina con el relato del gran capitán “Perico” no le rompió el arco al argentino Cejas, al contrario, expuso otra de sus mejores cualidades "En segundos tenía a Cejas delante de él para sombrearle la pelota que entró lentamente. Sonreí mucho cuando “Perico” contó una vez en en la televisión que él quería soplar la pelota para que ingresara al arco, ya que entró tan despacito que casi le da un ataque" recuerda con una sonrisa el gran capitán Héctor Chumpitaz.

El Perú-Argentina se transmitió en directo a través del antiguo canal 9 con los relatos de Eduardo San Román, El Canal 9, era por entonces, una de las pocas señales de televisión que llegaba con nitidez a ciudades del interior y por eso se formó el “Circuito 4-9 con el antiguo canal 4 hoy América TV para tratar de transmitir a la mayoría de la población y no solo a la capital y sus alrededores.
El gol de “Perico” León fue repetido varias veces durante ese día, en la emisión del Noticiero “Bata Rimac” y en la noche por el 9 y por el noticiero “Conchán” del canal 4. Lamentablemente, la filmación de este significativo gol parece haberse perdido para siempre. Ante el cierre del Canal 9 (1970) y al tener que desocupar inmediatamente el local se perdieron muchos archivos en “video tape”, sistema de grabación que se utilizaba en ese tiempo.
Aun así nos quedan estas imágenes en la retina de los que tuvimos la suerte de ver ese partido en el estadio nacional o en la televisión que fue el primer gran paso para lograr la ansiada clasificación a la copa del mundo México 70. A los jóvenes les comento que esto no es leyenda ¡YO LO VIVÍ !

Fuentes:
Revista "Somos” Diario “El Comercio
Arkiv Perú
Libro "Goles con Historia " de Teodoro Salazar Carnaval

martes, 30 de julio de 2019

El Cóndor pasa


El cóndor pasa… es una zarzuela peruana, cuya música fue realizada por el compositor peruano Daniel Alomía Robles en 1913 y cuyo libreto es obra de Julio de La Paz (seudónimo del dramaturgo limeño Julio Baudouin).

Historia

Fue estrenada el 19 de diciembre de 1913 en el Teatro Mazzi de Lima. El arreglo para piano de la melodía más conocida de esta obra fue registrada legalmente el 3 de mayo de 1933, por la Edward B. Marks Music Corp. en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, con el número 9643.

Esta zarzuela está escrita en prosa y consta de un acto y dos cuadros. El Colectivo Cultural Centenario El Cóndor Pasa, en julio del 2013, reeditó el libreto original el cual estuvo perdido mucho tiempo, acompañado de un CD donde se encuentran grabados los diálogos y las 7 partes musicales. La música fue reconstruida a partir de la partitura original escrita y compuesta por el autor, por el musicólogo Luis Salazar Mejía con la colaboración de los músicos Daniel Dorival y Claude Ferrier. Fue reestrenada los días 14, 15 y 16 de noviembre de 2013, en el Teatro UNI de Lima, celebrando su primer centenario. Estos trabajos (incluido el reestreno de la zarzuela), fue posible gracias al esfuerzo Salazar Mejía y al gestor cultural Mario Cerrón Fetta, quienes no contaron con ayuda alguna, ni pública ni privada.

Esta zarzuela incluye entre sus 7 partes musicales la famosa melodía homónima basada en la música tradicional andina del Perú, donde fue declarada Patrimonio Cultural de la Nación en el año 2004. Se calcula que existen más de 4000 versiones y 300 letras, alrededor del mundo. El pasacalle y la cashua, no tiene letra original. Todas las letras existentes del pasacalle y la cashua, en todos los idiomas, han de considerarse apócrifas. Este tema es considerado el segundo Himno Nacional del Perú.

Personajes

Mr. King (Barítono), dueño de la mina.
Mr. Cup, dueño de la mina.
María (Soprano), esposa de Higinio.
Higinio, esposo de María.
Frank, hijo de María (Tenor).
Juanacha, novia de Ruperto.
Ruperto, novio de Juanacha.
Félix, minero.
Tiburcio, minero.
Madrina.
Padrino.

Argumento

La acción transcurre en los albores del siglo XX, en el asentamiento minero Yápac en los andes peruanos.

Cuadro primero

Comienza la primera escena con el Preludio. Aún no amanece y los mineros del Yápac se dirigen a sus labores. Un coro de hombres interpreta una canción lastimera (En la nieve de las cumbres...). Termina el canto y algunos mineros se rezagan al oír la quena del pastor, con admiración lo ven perderse entre las nubes que rodean las cumbres y envidian su libertad. Frank es un joven minero hijo de María, esposa del capataz Higinio, que no acepta los abusos a los que los que él y sus compañeros son sometido por parte de los dueños de la mina. “Algo me dice que la vida no es así”, piensa. Sin embargo otros mineros lo tildan de ingrato y traidor.

En la segunda escena Ruperto juega a perseguir a Juanacha, (dos pastores) pues se van a casar y aparecen en escena. Al final de la escena todos se van salvo Frank, quien interpreta un yaraví melancólico reflexionando sobre su identidad, su apariencia (tiene el cabello rubio) y sus sentimientos (Pobre alma prisionera...).

En la tercera escena entran Mr. King y Mr. Cup conversando y divisan a Frank sentado en una peña fuera del socavón. Mr. King interpela a Frank y le hace entrar a la mina tras un breve altercado. Mr. King y Cup continúan su diálogo.

En la cuarta escena, Mr. King hace salir del socavón a los cuatro mineros mediante disparos. Pregunta brevemente por el avance y les hace regresar. Crece la tensión entre Frank y Mr. King. Entra María a escena agitada por el camino, trayendo licor para Mr. King. Hablan sobre Frank y María busca interceder por su hijo. Se revela que Mr. King es el padre biológico de Frank. Cantan juntos María y Mr. King (Perdónalo, taita...) y finalmente Mr. King accede a no escarmentar al muchacho, convencido por la pasión que siente por María. Se van juntos, luego Higinio sale del socavón, rabioso reconoce su encono hacia los patrones y urde su venganza.

Cuadro segundo

En las afueras de la mina, se celebra un baile en honor a la boda de Ruperto y Juanacha a realizarse en el pueblo, suena una cachua. Durante la celebración el cielo se oscurece; pronto empezará una tormenta y los jóvenes no podrán llegar al pueblo para su matrimonio.

Todos ruegan a la virgen cantando (Dulce reina de las cumbres...) y milagrosamente el sol vuelve a brillar; novios y amigos parten danzando rumbo al pueblo, excepto los mineros que no pueden dejar el trabajo (Pasacalle).

En la fiesta Mr. King ha bebido demasiado y maltrata cruelmente a Higinio. El marido burlado sigue al yanqui cuando este se retira y al llegar a una quebrada hace rodar una enorme roca sobre él. Mr. King muere aplastado. Un pastor ha sido testigo del horrible homicidio y lo cuenta a los otros mineros. Higinio lo admite todo, María llora desconsolada por la muerte de su amante y los mineros asustados por las represalias temen por sus vidas. El otro dueño de la mina, Mr. Cup, llega revolver en mano buscando al asesino, Frank se le enfrenta defendiendo a Higinio y sus compañeros, y le da muerte. Ante estos hechos todos se llenan de horror. La aparición de un cóndor, el primero después de muchos años, es vista como el presagio de una nueva vida de libertad y les llena de esperanza. “Todos somos cóndores”, gritan con alegría los mineros.

Números musicales
La obra incluye siete piezas musicales, cuatro de ellas cantadas y tres instrumentales. Las melodías más conocidas corresponden a las dos instrumentales del cuadro segundo, interpretadas en su primera escena: La cachua (danza similar al huaino) del baile de bodas, y un pasacalle que sigue tras la plegaria a la Virgen.

Cuadro primero

Preludio
Coro de hombres (En la nieve de las cumbres...)
Yaraví de Frank (Pobre alma prisionera...)
Dúo de María y Mr. King (Perdónalo taita...)

Cuadro segundo

Baile (cashua)
Plegaria a la Virgen (Dulce reina de las cumbres...)
Pasacalle

Versiones y adaptaciones

La única versión original de la zarzuela ha sido reconstruida y registrada en 2013 por la asociación Colectivo Cultural Centenario El Cóndor Pasa. Las piezas han sido escritas para orquesta y no para instrumentos andinos. Las partes más famosas como el preludio, el desfile y la cachua han sido cubiertas y adaptadas del arreglo de piano que Daniel Alomía Robles vendió a Edward B. Marks Music Corp. en 1933, en Nueva York. Estos están exentos de la cuota de cualquier pago de derechos de autor, debido al tiempo transcurrido. El pasacalle y la cachua han sido ampliamente grabados y difundidos, y en algunos casos se han añadido letras (todas ellas deben ser consideradas apócrifas) y generalmente se han cambiado sus ritmos e instrumentaciones.

Versión de Simon & Garfunkel

En 1965, el músico estadounidense Paul Simon escuchó por primera vez la versión de la melodía de la banda Los Incas en una actuación que tuvo lugar en el Théâtre de l'Est parisiense en la que ambos participaron. Simon le pide a la banda permiso para usarlo en su producción, a lo que la banda responde que es una melodía perteneciente al popular autor peruano con arreglos de Jorge Milchberg (director de Los Incas). Milchberg es presentado como el coautor del arreglo porque agregó dos notas para las cuales cargó regalías. En 1970, el dueto de Simon & Garfunkel cubrió la versión de Los Incas, añadiendo algunas letras en inglés escritas por Simon bajo el nombre de El Cóndor Pasa (If I Could), incluido en el álbum Bridge over Troubled Water. Esta versión alcanzó gran fama internacional. Aunque Daniel Alomía Robles no figuraba en los créditos como escritor, ya que se consideraba como una melodía folclórica andina, solo Simon fue incluido como autor de las letras. Armando Robles Godoy, hijo del compositor y cineasta peruano, posteriormente escribió nuevas letras para la canción, tomando como referencia la versión de Paul Simon.

Otras versiones

El cantante argentino Fernando Lima, realizó una versión balada-folclórica.

La cantante italiana Gigliola Cinquetti cantó una versión del tema con letra en italiano.1

El Grupo folk del músico colombiano Humberto Monroy, "Génesis", versionó la canción en los años 1980.

El renombrado guitarrista y compositor argentino Eduardo Falú también compuso una adaptación de la canción para guitarra solista.

Otras versiones destacadas son las de los guitarristas peruanos Raúl García Zárate, Manuelcha Prado y Mario Orozco Cáceres.

Otra versión es la del grupo chileno Congreso, con letra de su cantante Francisco Sazo.

Existe también una versión del tema cantada por Trini López, otra en chino de Teresa Teng, versiones de cantantes peruanas como Yma Súmac, Rosana y Kesia Rivera con diferentes letras a las ya conocidas; también tiene sus propias versiones cantantes famosos como Plácido Domingo, Celia Cruz, Marc Anthony, José Feliciano o Esther Ofarim.

En 1984 Félix del Rosario de la República Dominicana grabó una versión en tiempo de merengue interpretada por Nick Soul, que fue incluida en el LP "Merengue con clase".

El grupo chileno Illapu grabó una versión instrumental de este tema en su placa "Chungara".

El músico argentino Santiago Molina, hizo una versión para gaita gallega. Interpretada en el Concurso de Gaiteros Solistas Constantino Bellón del año 2009.

Una de las versiones del «El cóndor pasa» fue grabada por el cantante norteamericano Mateo Blanco en el 2009.

Leo Rojas, músico ecuatoriano participante del programa de talentos alemán Das Supertalent, grabó una versión con instrumentos tradicionales en 2012.

Michael Holm también grabó una memorable versión que puede encontrarse en YouTube. 2
La banda de Metal Sinfónico Therion la versionó en su gira por América del Sur en el año 2012.

El conjunto Los Chacos grabó 'El Cóndor pasa' en febrero de 1968 en un estudio fonográfico Francés. [Grand Prix International du Disque de l'Académie Charles Cros 1970].

Bibliografía

Baudouin, Julio (2013). Escrito en Lima. El cóndor pasa... cien años después.... Lima Perú: Colectivo Cultural Centenario "El Cóndor Pasa". ISBN 9786124647208.

Salazar Mejía, Luis (2013). El misterio del cóndor: Memoria e historia de "El cóndor pasa…". Lima: Taky Onqoy Ediciones. ISBN 9786124660504. Registrado en la Biblioteca Nacional del Perú.

Cerrón Fetta Mario. (2014). Cuadernos de Música Peruana Nº 12. Lima. Editorial/ Cuadernos de Música. Registro: Depósito Legal Nº2008-06894.Registrado en la Biblioteca Nacional del Perú.

Varallanos, José (1988). El cóndor pasa. Vida y Obra de Daniel Alomía Robles. Lima. CONCYTEC Ediciones. Depósito Legal 13714. Registrado en la Biblioteca Nacional del Perú.
La obra folklórica y musical de Daniel Alomía Robles. CONCYTEC. Editada por Armando Robles Godoy. 17-07.1990.
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sábado, 29 de junio de 2019

La gringa loca



- ¿Y tú la conociste, abuelo?       

- Sí, yo también la conocí cuando era chiquillo. Pero a diferencia de mis amigos, yo la saludaba, y cuando ellos la insultaban, yo me quedaba callado, porque a mí me parecía una buena persona…
           
- ¿Tus amigos la insultaban? ¿Qué le decían?           Pasa la loca de la escoba”. En realidad, no la tratamos nada bien, porque para todos era solo una loca que barría el desierto, ya que la veíamos desde temprano con su escoba y su wincha barriendo y midiendo las arenas, haciendo dibujos incomprensibles y cálculos matemáticos que nadie entendía.
           
- ¿No vivía en el pueblo?
           
- No, vivía alejada, entre las dunas. A nadie le interesaba lo que hacía, y pese a que nunca nos dijo nada, algunos chicos le teníamos miedo. Cuando la insultábamos, solo nos miraba en silencio como comprendiendo que solo éramos unos mocosos malcriados...        

- ¿Y qué más pasó?
           
- Que a los pocos años, gracias a la "gringa loca", el mundo empezó a conocer las líneas de Nazca; ni nosotros sabíamos lo que teníamos a pocos metros. Y entonces llegaron otras personas del extranjero a tomar fotos, y a hacer estudios. Y de pronto el mundo comenzó a interesarse por nuestra región, el gobierno se preocupó más por nosotros, y llegó la luz, el agua y los turistas, y se hizo un comercio alrededor gracias al que muchos de nosotros ahora vivimos mejor que antes… todo gracias a lo que empezó la “gringa loca”.

- ¿Ya murió, no?    

El abuelo abrió una caja y empezó a buscar entre cartas, fotos antiguas y amarillentos recortes de periódicos.   

- Sí. Cuando ya estaba mayor y enferma, tuvo que dejar el desierto para vivir en el Hotel de Turistas de Nazca, donde estuvo hasta que su salud empeoró. La llevaron a Lima, donde murió en 1998. Guardé un recorte cuando el gobierno le otorgó la nacionalidad peruana. Lee fuerte lo que ella dijo de nosotros, -dijo el abuelo entregándole a su nieto un recorte de periódico avejentado por el tiempo y señalándole un párrafo.

Carlos leyó en voz alta.    

- "Yo quiero, con mi obra, ser un instrumento para eliminar las injusticias y para que los peruanos --que son gente de cualidades culturales, morales y físicas especiales-- recuperen su propia estimación. Yo les digo: yo soy chola, porque me siento a veces más unida con los cholitos, y sobre todo ahora que tengo la nacionalidad peruana".

-
¡Qué bonitas palabras!, -dijo Carlos sorprendido-, y si estuviera viva ahora, ¿Le hablarías?

El abuelo no contestó. Pero las dos lágrimas que resbalaban por sus mejillas en agradecimiento a la loca que barría el desierto, eran sin duda una afirmación.}}

Compilado


miércoles, 29 de mayo de 2019

Anécdotas de Andrés Avelino Cáceres


Lucila Hortensia fue la hija mayor de Cáceres. Siendo muy niña, junta a sus hermanas también pequeñas, Zoila Aurora y Rosa Amelia, marchó con su madre doña Antonia Moreno Leiva, a plegarse a la huestes que en La breña comandaba el adalid de la resistencia nacional compartió así los sacrificios y avatares de esa epopeya, que quedó grabada para siempre en su memoria.

Estando en mayo de 1883 en la ciudad de Tarma, donde Cáceres tenía a la sazón su cuartel general, vio llegar una partida de guerrilleros de Yauli, prorrumpiendo en llanto incontenible al verlos pobremente vestidos, casi inermes, vivando a su padre y alistándose para la batalla.

Corrió entonces hasta una capilla cristiana, donde su madre le dio el alcance, viéndole el rostro completamente anegado de lágrimas mientras rezaba al Hacedor.

“Hortensia, ¿Por qué lloras? ¿Por qué rezas?”, preguntó la madre:
           
“-Mamacita - contestó la niña- lloro porque me dan mucha pena estos pobres indios;
van para que los maten como a perros, porque no llevan balas para defenderse” y entonces le respondió la madre: “-Dirás que los matarán como a héroes”. Y lloró con ella.   

Años más tarde, Hortensia escribirla los Recuerdos de la Campaña de La Breña, que le dictó su madre, poco antes de morir Mucho tiempo. después, ya en su ancianidad, ella concedió al diario “La Crónica” una singular entrevista, que fue publicada el 13 de mayo de 1954. Habló entonces sobre las intimidades del héroe, sobre su dimensión humana, faceta poco conocida de su biografía. Copiamos aquí algunos selectos párrafos de tan importante testimonio. 

Una hazaña y un ascenso  

En la época de Pardo, papá era comandante del batallón acantonado en el cuartel de San Francisco y tenía el cargo de segundo jefe. Papá se iba a acostar cuando estalló un movimiento revolucionario contra Pardo. Papá oyó tiros… rápidamente se puso sus pantuflas y salió corriendo y echó llaves a las puertas del cuartel. Entonces un sargento de los revoltosos inesperadamente le apuntó con su fusil al pecho, intimidándolo para que le diera las llaves. Papá, al rechazar el ataque, empujó al sargento, sacó su pistola con la otra mano, pues la otra la tenía quemada, ya que el fusil del sargento había hecho tanto tiroteo, que estaba terriblemente caliente, y lo eliminó. Luego, llegó a dominar la revuelta con la ayuda que le prestaron los militares. Cuando supo Manuel Pardo, Presidente de la República, de la actitud de papá, fue al cuartel y le dijo: "Coronel: desde este momento es usted el primer jefe del batallón". Sobre la marcha. . . ¡papá fue coronel!    

Elegancia y ternura 

Papá era fino, exquisito en su trato, muy recto; pero alegre, elegante con las damas. Sus palabras más fuertes eran “carácter” y “cangrejo”. Sé enternecía mucho con la música de la sierra… quería bastante la música de nuestro pueblo, a pesar de no dejar la música clásica,pues cuando estábamos en Berlín íbamos a la ópera y escuchábamos a Wagner. El baile le encantaba y era muy galante con las damas. Una cosa que nos llamaba la atención era el don especial que tenía para domar a ciertos animales era muy aficionado a los pájaros y en Chorrillos tenía un pájaro ayacuchano ("Chirote"), que se le posaba en los hombros le daba de comer a sus palomas y nadie creería que la bravura de su vida militar formaba un contraste con la sencillez y bondad de su vida íntima. .

“Nunca de rodillas”           

Los guerrilleros tenían una adoración única por papá. Los indios del Perú tenían culto por Cáceres. Le llamaban “tayta”. Él era un compañero para ellos y sufrían igual. Sobre ello les voy a contar algo curioso. Una vez que estuvimos en Huancayo, en casa de doña Bernarda Piélago, residencia aristocrática que sólo era pisada por lo más graneado y rancio de la región, resulta que los guerrilleros se presentaron a la casa para saludar a su “tayta”, pero como era de imaginarse, la dueña de la mansión no los dejaba entrar…   

Al fin, a ruegos de papá, entraron… Parecía una escena de Luis XIV; los indios se quitaban el sombrero y saludaban ceremoniosamente y luego corrían a arrodillarse ante papá y le besaban la mano; entonces molesto, pero cariñosamente, papá les decía: "Katariychis, manan charicca, ccaripacha kconccoricunanchu kay ccapas”, que en buen castellano quería decir: “Levántense: un hombre nunca se pone de rodillas”. Papá hablaba con sus indios en quechua y se entendían muy bien.  

Yo no quisiera contarles sobre la vida militar de papá, porque la historia ya la da a conocer; pero como me han preguntado sobre su iniciación corno militar, les diré que más o menos a la edad de 17 años y cuando menos se esperaba, se escapó con unos amigos del colegio y se presentó al general Fermín del Castillo, durante la época de Castilla y le dijo que quería ser militar. Y así se inició en la carrera de las armas.

De niño quiso ser cura      

Siendo muy muchacho papá quiso ser cura, y como era muy engreído por mi abuela le daban gusto en sus pedidos. Tendría, dicen, unos ocho o diez años cuando le mandaron hacer un vestido de sacerdote, le construyeron un altar en un cuarto, y entonces él hacía misas jugando así con sus compañeros y amigos. Fíjese usted qué contraste, la inclinación hacia el sacerdocio siempre se haría presente en papá. ¡Quién iría a pensar que después sería un bravo militar! En fin, les cuento esto para que observen que nadie pensaba que ingresaría a la carrera militar. 

Su modelo fue un sargento     

Les voy a contar una cosa que papá me decía y que había sido uno de sus triunfos corno militar. Su principal estimulo, para ser siempre el primero, se lo dio un sargento. Era el sargento que lo instruía. Cuando papá se demoró en los primeros pasos para marchar, el sargento expresó satíricamente: “Estos señoritos quieren ser militares y no saben ni marchar”. Esto picó a papá y desde ese entonces, para salir triunfante en sus propósitos, se acordaba del sargento y se esforzaba por quedar bien.     

La cicatriz del guerrero

Se ha dicho que papá era “tuerto”, pero no había tal cosa ya que tenía sus ojos perfectos y leía y escribía muy bien. Solamente tenía caído el lagrimal y la cicatriz en la nariz del tamaño de un real (moneda menuda). Estaba batiéndose (al servicio de Castilla) en la torre de Santa Rosa (en Arequipa) y llovían las balas; una de ellas lo cogió, por lo que fue envuelto en unas frazadas y lo llevaron a un convento. Las monjas lo asistieron con todo cariño y le insinuaban en todo momento que dejara la carrera militar y que se quedara en el convento como capellán del mismo. Pero papá ya estaba hecho para la vida militar.     

Cuando le dijeron a don Ramón Castilla que el teniente Andrés Avelino Cáceres estaba gravemente herido, respondió: “¿Grave? ¡No ha muerto! Quiere decir que la Providencia lo reserva para algo grande” y así fue, ya que el Perú sabe que papá se dedicó íntegramente a la defensa de nuestra patria en los momentos aciagos en que Chile invadió nuestro territorio. Su fama llegó a tanto que el propio general chileno Patricio Lynch ordenó la muerte para todos los caceristas.          

Fuente: Diario La Crónica, “Entrevista a Luz Hortensia Cáceres Moreno, 13. 5. 1954".