Muchas
veces se repiten constantemente datos errados que al final terminan siendo
dados por certeros. Son muchas las cosas que se dicen de lugares, de objetos,
de personas, que sin ser veraces la gente termina aceptándolas. Como se dice,
mas fácil es repetir que investigar. En este breve artículo repasaré algunos
que se ven y escuchan en las calles de nuestra vieja ciudad.
El "Puente Trujillo"
Entre
el centro de Lima y el distrito del Rímac hay varios puentes que los unen. De
este a oeste tenemos el puente Balta; luego el puente Ricardo Palma que es la
continuación de la avenida Abancay. Luego el Puente de Piedra, llamado también
"puente Trujillo"; el puente "Rayo de Sol" que es peatonal,
y finalmente el puente Santa Rosa.
Respecto
al puente llamado "Trujillo", es un error llamarlo por este nombre,
ya que su nombre real es Puente de Piedra, y con más de 400 años de antigüedad
merece que sea llamado así siempre. Quizá el error se originó hace algunos años
cuando de este puente había una escalera que bajaba hacia un paradero en la Vía
de Evitamiento. Los usuarios y transportistas usaban para tal paradero el
nombre de la vía más cercana que era el jirón Trujillo del Rímac, y por
extensión empezaron a llamar así al paradero y al puente.
Las
autoridades locales, deberían ser los primeros en realzar los nombres
originales de cada lugar, para así mantener la historia y la memoria de la
ciudad. Lamentablemente hasta algunos alcaldes cayeron en este error histórico
de denominación y hasta validaron con placas tamaño equivoco...
El Mirador de Ingunza
Ubicado
en el distrito del Rímac al lado de la Plaza de Toros de Acho existe un antiguo
mirador conocido como "Mirador de Ingunza" y el cual la tradición
cuenta, que un rico y orgulloso español mandó construir para no tener que
asistir en persona a las corridas de toros, del cual era muy aficionado, para
no tener que inclinarse ante la llegada del Virrey Amat, con el cual había
tenido una fuerte rencilla. Así, cómodamente desde su mirador no se perdía
ninguna de las corridas.
Pero
lo cierto es que este mirador fue construido muchísimos años después de la
muerte de Amat, no es del periodo virreinal, sino más bien fue construido por
el Sr. Don Francisco Ingunza y Basualdo el año 1858. El encargado de ejecutar
la obra fue el constructor francés Paul Nicolás Chalón.
La bandera del Tahuantinsuyo
Hablo
de este símbolo del imperio andino -que se extendió por una gran extensión
territorial en nuestro continente-, porque es común ver esta bandera flameando
en varios edificios de gobierno en nuestra ciudad, dándole de este modo la
categoría de "oficial".
Pero
según varios investigadores e historiadores, entre ellos Maria Rostorowski, se
indica que la bandera como tal no se conocía en el imperio incaico, sino más
bien se usaba una especie de estandarte imperial, llamado “unancha” y que podía
ser de diferentes colores, según lo que escogiera el gobernante de turno.
Entonces, ¿De dónde salió esta historia de que
el imperio incaico tenía una bandera y que además había que exhibirla en los
edificios públicos?. La bandera que se asume es del imperio incaico fue creada
en el año 1973, y tuvo como gestor a un locutor radial de Radio Tawantinsuyo en
el Cusco, que convocó a sus oyentes a dar ideas para adoptar un emblema como
recuerdo de sus antepasados. Así nació esta bandera de 7 franjas de colores
como el Arco iris, y en 1978 la Municipalidad del Cusco decide adoptarla como
bandera oficial de ese departamento. Como curiosidad, cabe indicar que precisamente
ese mismo año de 1978, en San Francisco, USA, la comunidad gay adoptó como
emblema oficial una bandera muy parecida, pero con solo 6 colores.
La Quinta de la Perricholi
En
el Rímac existe un hermoso edificio de estilo rococó francés, que data del
siglo XVIII y que fue conocido y hasta hoy muchos la relacionan, como el
"palacio de la Perricholi". La Perricholi, o doña Micaela Villegas,
fue un personaje del siglo XVIII, quien tuvo amoríos con el Virrey Manuel de
Amat y Juniet, que fue un escándalo en la sociedad limeña de la época. Se dice
que para huir de las miradas inquisidoras de la sociedad de entonces, ellos se
iban a retirados lugares alejados del centro de la ciudad, para dar rienda
suelta a su amor prohibido. Parece la trama perfecta de una novela, como muchas
que se han hecho desde entonces.
Sin
embargo, doña Micaela nunca pisó este lugar, ya que el sitio donde ellos solían
encontrarse, fue en la Quinta del Prado, ubicado en el corazón de lo que hoy es
los Barrios Altos de Lima. Mientras Amat gobernaba, Micaela vivía en su casa de
la calle del Huevo (actual avenida Tacna), y recién cuando Amat regresa a
España tras terminar su gobierno, ella empieza a ocupar su mansión frente a la
Alameda de los Descalzos. Cuando se casa con Vicente Echarri, su padrino de
bodas le obsequia un rancho en Chorrillos. Entre estos lugares mencionados
transcurrió la vida de este celebre limeña. Pero nunca en esta hermosa quinta
rococó del Rímac.
La
historia al parecer empezó a circular cuando en este edificio se instaló el
flamante Museo del Virreinato en las primeras décadas del siglo XX, y siendo un
personaje tan famoso y relacionado a este periodo de boato y derroche, se le
puso el nombre de "Palacio de la Perricholi", otro error que con el
paso de los años y siendo repetido constantemente.
Compilado
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