En 1912 se inaugura el primer edificio modernista en el Centro de Lima, conocido por muchos como el Edificio Giacoletti. Este Edificio fue construido por los hermanos arquitectos Masperi, y se ubica en la esquina del Jirón de la Unión con Nicolás de Piérola (Ex Colmena).
¿En
que radica la importancia de este Edificio?
Después de la derrota
ignominiosa de la guerra del Pacífico, Lima había quedado destruida y saqueada
por el invasor chileno.
La biblioteca nacional quedó
arruinada, los libros que se guardaban celosamente en este lugar fueron
hurtados y llevados a Santiago y otras ciudades, la pompa de Lima a la que un
día se le denomino la "Perla del Pacífico" quedó en ruinas.
Este Edificio es el primero
en ser edificado con un buen gusto, sus cuatro pisos se comunicaban a través de
una bellísima escalera de Mármol, de los techos caían unas arañas
despampanantes, teniendo pues una decoración de Art Nouveau.
En ese mismo año, en el
primer piso, abre sus puertas la famosa cafetería "Giacoletti", una
especie de Starbucks de la época, donde servían postres y bebidas que eran
parada obligada de todos los que iban a jironear.
Dos años después, comienza
la remodelación de la Plaza y construcción de lo que hoy conocemos como la
Plaza San Martín, para lo cual, el edificio tuvo también que ser remodelado.
Solo la fachada se remodeló, dejándola en una arquitectura Neocolonial como lucía hasta ahora. Giacolletti abandonó el café y se lo traspasa a Juan Romano quien es el primero en vender los pavos para la cena navideña.
Después tuvo varios dueños,
pero el hotel siguió en pie, hasta que por el año 2000 una conocida cadena de
pollos alquila el local y hoy lamentamos el gran incendio ocurrido en el local
más emblemático de Lima que ha visto el paso de la historia de Lima, vio la
construcción de la Plaza San Martín y alrededores, fue mudo testigo de la toma
como rehén del Presidente Leguía por parte de los Pierolistas, la marcha de los
cuatro suyos, las botas militares en cuantos sonados golpes de estado se dieron
en la Capital, el modernismo desde el tranvía hasta el caos automovilístico de
hoy, esos muros guardan mucha historia.
Pero como siempre, las
autoridades hacen oídos sordos y más que seguro, será otro monumento que
quedará tal cual hasta que se caiga definitivamente, y venga alguien del
municipio a decir, "no se cayó, se desplomó". Ojalá que las nuevas
autoridades Municipales puedan reparar este edificio y entregarlo para la
celebración del bicentenario. Vale la pena soñar.
JAMEA
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