sábado, 15 de septiembre de 2018

Sergio Chechelev


Para los aficionados que escuchamos el partido por la radio, mencionar su apellido es poco menos que recordar al demonio mismo. Para los no tan viejos, sinónimo de todo lo malo que pueda atribuirse a un arbitraje en un partido de fútbol. Para los jóvenes, una palabra o un apellido, por alguna razón, de connotación negativa.

La imagen histórica de Orlando 'Chito' de La Torre mirando iracundo a los ojos a Sergio Chechelev (Belgrado, Yugoslavia, 27 de enero de 1933) resume lo descrito en el párrafo anterior: la rabia eterna de un país futbolista contra un árbitro que, hayamos visto o no aquel partido del 10 de agosto de 1969 en el Hernando Siles de La Paz entre las selecciones de Bolivia y Perú, creemos a pie juntillas que nos robó. Que fue el protagonista de la peor actuación como réferi alguna vez vista contra una selección peruana

Sin embargo, aunque no existen muchos registros adicionales sobre Chechelev en el ciberespacio o redes sociales, los pocos disponibles remiten a evidencia de que su apellido tampoco es de grandiosa recordación en Venezuela, el país que adoptó como suyo y con el que fútbol generoso obtuvo insignia FIFA, una deliciosa e increíble anécdota así lo describe: Sergio Chechelev, el árbitro con el recuerdo menos grato en el Perú (Recorte: diario El Nacional de Venezuela) En un valioso rescate de material histórico, el periodista venezolano Daniel Cloquell dio a conocer hace algún tiempo que el 6 de mayo de 1973, en un cotejo decisivo por la penúltima jornada de la Copa Venezuela entre el Aragua FC y el Portuguesa FC, Sergio Chechelev recibió lo que diríase fue su merecido. Ocurrió que el partido lo ganaba Portuguesa de visita por 1-2, resultado con el cual acababa poniéndose a tiro de campeonar -lo que finalmente logró-. Pero a Chechelev, por alguna misteriosa razón, se le ocurrió dar por culminado el cotejo a falta de 5 minutos para el final del tiempo reglamentario.

Ante la indignación del público, el plantel del Aragua rodeó a Chechelev y lo persiguió, junto a sus árbitros asistentes, señores Tuffo y Moncada, hasta la puerta del vestuario. Allí, el DT del equipo perjudicado, Francisco Sandoval apodado 'Pollo Ronco' le propinó un golpe de puño a Chechelev, arguyendo que el réferi lo había empujado. Pero eso fue solo el inicio: el arquero aragüeño, Darío Castillo, no quiso ser menos y le lanzó una patada a los testículos al árbitro yugoslavo-venezolano.

Si 'Chito' de La Torre, Mifflin, Nicolás Fuentes y demás ya estarían satisfechos con leer lo anterior, pues prepárense. El diario venezolano El Nacional cuenta que el golero Castillo, tras su patada, procedió a sacar de algún lugar un rabopelado (marsupial también conocido como zarigüeya o, en el Perú, como muca o canchaluco) y a arrojárselo a Chechelev directamente en la cara. El juez, asustado, terminó de perder el equilibrio y tirado en el suelo, acabó pidiendo a gritos que le quitaran de encima esa "rata gigante" que, cuentan las crónicas, lo venía examinando con el hocico. Así, el cuadro amenazante acabó sumido en risas y carcajadas.

Los agresores, como Mifflin y Fuentes, fueron sancionados con un año de suspensión. Chechelev, por su parte, se retiró del arbitraje al año siguiente, en 1974, y desapareció sin dejar mucho rastro. Hoy, si aún estuviere vivo, tendría 85 años. Han pasado 49 años de su jornada infame y aún se recuerda su despreciable arbitraje.

Fuente: Historias Fotográficas del Perú y del Mundo

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