
Para los aficionados que
escuchamos el partido por la radio, mencionar su apellido es poco menos que
recordar al demonio mismo. Para los no tan viejos, sinónimo de todo lo malo que
pueda atribuirse a un arbitraje en un partido de fútbol. Para los jóvenes, una
palabra o un apellido, por alguna razón, de connotación negativa.
La imagen histórica de
Orlando 'Chito' de La Torre mirando iracundo a los ojos a Sergio Chechelev
(Belgrado, Yugoslavia, 27 de enero de 1933) resume lo descrito en el párrafo
anterior: la rabia eterna de un país futbolista contra un árbitro que, hayamos
visto o no aquel partido del 10 de agosto de 1969 en el Hernando Siles de La
Paz entre las selecciones de Bolivia y Perú, creemos a pie juntillas que nos
robó. Que fue el protagonista de la peor actuación como réferi alguna vez vista
contra una selección peruana
Sin embargo, aunque no
existen muchos registros adicionales sobre Chechelev en el ciberespacio o redes
sociales, los pocos disponibles remiten a evidencia de que su apellido tampoco
es de grandiosa recordación en Venezuela, el país que adoptó como suyo y con el
que fútbol generoso obtuvo insignia FIFA, una deliciosa e increíble anécdota
así lo describe: Sergio Chechelev, el árbitro
con el recuerdo menos grato en el Perú (Recorte: diario El Nacional de
Venezuela) En un valioso rescate de material histórico, el periodista
venezolano Daniel Cloquell dio a conocer hace algún tiempo que el 6 de mayo de
1973, en un cotejo decisivo por la penúltima jornada de la Copa Venezuela entre
el Aragua FC y el Portuguesa FC, Sergio Chechelev recibió lo que diríase fue su
merecido. Ocurrió que el partido lo ganaba Portuguesa de visita por 1-2,
resultado con el cual acababa poniéndose a tiro de campeonar -lo que finalmente
logró-. Pero a Chechelev, por alguna misteriosa razón, se le ocurrió dar por
culminado el cotejo a falta de 5 minutos para el final del tiempo
reglamentario.
Ante la indignación del
público, el plantel del Aragua rodeó a Chechelev y lo persiguió, junto a sus
árbitros asistentes, señores Tuffo y Moncada, hasta la puerta del vestuario.
Allí, el DT del equipo perjudicado, Francisco Sandoval apodado 'Pollo Ronco' le
propinó un golpe de puño a Chechelev, arguyendo que el réferi lo había
empujado. Pero eso fue solo el inicio: el arquero aragüeño, Darío Castillo, no
quiso ser menos y le lanzó una patada a los testículos al árbitro
yugoslavo-venezolano.
Si 'Chito' de La Torre,
Mifflin, Nicolás Fuentes y demás ya estarían satisfechos con leer lo anterior,
pues prepárense. El diario venezolano El Nacional cuenta que el golero
Castillo, tras su patada, procedió a sacar de algún lugar un rabopelado
(marsupial también conocido como zarigüeya o, en el Perú, como muca o
canchaluco) y a arrojárselo a Chechelev directamente en la cara. El juez,
asustado, terminó de perder el equilibrio y tirado en el suelo, acabó pidiendo
a gritos que le quitaran de encima esa "rata gigante" que, cuentan
las crónicas, lo venía examinando con el hocico. Así, el cuadro amenazante
acabó sumido en risas y carcajadas.
Los agresores, como Mifflin
y Fuentes, fueron sancionados con un año de suspensión. Chechelev, por su
parte, se retiró del arbitraje al año siguiente, en 1974, y desapareció sin
dejar mucho rastro. Hoy, si aún estuviere vivo, tendría 85 años. Han pasado 49
años de su jornada infame y aún se recuerda su despreciable arbitraje.
Fuente: Historias Fotográficas del Perú y del Mundo
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