Los motes, los alias y los apodos...
Una costumbre peruana, que
viene desde la colonia, y que se hace notar más en los colegios o entre los
grupos de amigos de la infancia es el poner "chapa", apodo o
sobrenombre a todo el mundo.
Don Darío Media nos dice “Creo
que encontrar alguien en el Perú, especialmente hombre, que no haya tenido
"chapa" es como encontrar la aguja del pajar.

Las "chapas"
tenían, y siguen teniendo, mucho de originalidad y picardía. No podría
olvidarme, jamás, de las que tenían los muchachos de entonces en mi antiguo
barrio: "Manongo", "Carita del Cielo", "Calzón de
vieja", "Loro", "El Muerto", "Tomate",
"Muelas", "Frontonero", "Chino Lembi",
"Simón Bolívar", "El frío", "Loco Supe",
"Hilitos", "Lando Buzanca", "Chino Malo",
"Cara de buque", "Rabito", "Cara de Gallo",
"Pecho de tabla", "Ricotudo", "Cabi cabi",
"Pajarito", "Siete pezuñas", "Mr. Magoo",
"Quini quini", "Loco Emilio", "Salvaje", "La
pantera rosa", "La Fiaca", "Quiquiniasi" y otros más,
porque todos tenían su "chapa".
Las chicas del barrio no se
escapaban de la ingeniosidad de los muchachos. Recuerdo a "La mueve -
mueve", "La pecho de paloma", "La pekinesa", "La
Perricholi", "Las frías", "La loca vincha" y demás
nombres que tenían su historia y el porqué de la "chapa" aquella.
Si algún día alguien no lo recuerda por su nombre, dígale su "chapa" de la infancia y verá que lo recuerdan al instante, porque la infancia es la etapa de la vida de las personas que no se puede olvidar...
Roque Puell López Lavalle
Fuente: Historia fotográfica del Perú y del mundo
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