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Crnel. Francisco Bolognesi 1905 - 1954 |
El 6 de noviembre de 1905 se inauguró en Lima el monumento en homenaje al máximo héroe de Arica, el coronel Francisco Bolognesi, durante una fiesta patriótica que congregó a no menos de 50 mil personas. Para tal acontecimiento, invitado especialmente por el gobierno peruano, arribó desde Buenos Aires uno de los pocos sobrevivientes de esa histórica batalla, el General Roque Sáenz Peña Lahitte. El ilustre argentino, quien luego de una brillante trayectoria como abogado, militar y diplomático llegaría a ser Presidente de su país, había luchado en la guerra con Chile con el grado de comandante de las tropas peruanas. El 7 de junio de 1880, como primer jefe del batallón Iquique N° 33 peleó al lado del coronel y sus hombres "hasta quemar el último cartucho". Herido en el brazo durante el asalto chileno, fue tomado prisionero y mantenido cautivo hasta que pudo regresar a su tierra natal. Más de 20 años después, la Plaza Bolognesi comenzó a gestarse con la colocación de su primera piedra, el 29 de julio de 1902. Sin embargo, el monumento -obra del escultor español Agustín Querol, quien ganó el concurso internacional convocado por el Concejo Provincial de Lima en noviembre de 1899-, tardó más de dos años en ser concluido y recién a comienzos de 1905 empezó a llegar por barco, en bloques que fueron ensamblados luego bajo la dirección del obrero peruano Enrique Dias. Aunque la inauguración habia sido programada inicialmente para el día 4, fecha en que se conmemoraba el 87 aniversario del natalicio de Bolognesi, diversas circunstancias obligaron a su postergación, lo que prolongó y exalto aún más los ánimos patrióticos. El Jirón de la Unión, la más importante calle de la época, lucía un aspecto de fiesta y la afluencia de gente en las principales avenidas de la ciudad era extraordinaria. En ese ambiente de efervescencia nacional llegó el General Roque Saénz Peña.

La primera juramentación de
fidelidad a la bandera, que se renueva anualmente hasta la actualidad, se
efectuó minutos después por los conscriptos de 1904 formados ante el monumento. Al término del solemne acto,
el Presidente llamó a los sobrevivientes de la epopeya de Arica, entre
oficiales y subalternos, para colocarles medallas concedidas por el Congreso
como símbolos de reconocimiento y gratitud de la Nación.
Fuente:
El Siglo XX de El Comercio. 1900-1919. Plaza & Janes Editores S.A. Edición de Perú, 2000.
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