jueves, 1 de mayo de 2014

Viva el Perú


Macchu Picchu

La Pachamama emocionada ante la pregunta indiscreta de los apus acerca de si eran ellas tan bellas como las de otros lugares, hizo que ella se levante orgullosa y mirándoles fijamente a los ojos, ella les respondió:

"De la nada fuimos y ahora existimos gracias a la mano de Wiracocha. Quiso hacernos distintos para adornar un pedazo de tierra enclavada en los Andes. Pero dicen los antiguos que un soplo misterioso nos dio la vida con un distinto ropaje pero con igual hermosura para mostrar al mundo al niño vestido con magnífica riqueza. Después vinieron los hombres, aquellos forjadores de lo imposible ¡Cómo nos contempla Macchu Picchu! ¡Cómo resplandeció el oro de nuestras entrañas! Ellos usaron el conocimiento, la habilidad y la sabiduría, derramaron su sangre y forjaron un Imperio tan inmenso, poderoso, conquistador y guerrero. Unificaron así, casi toda América del Sur, se cubrieron como los más grandes de los siglos. Pero vinieron los de afuera y gran sufrimiento tuvieron sus hijos, acabó la gloria del Tahuantinsuyo pero quedó incólume su espíritu indomable, nada pudieron contra ellos porque siglos más tarde se consumó la Independencia y en Ayacucho se selló la final victoria. Vano sería después no hablar del heroísmo, del amor a la patria y la sangre otra vez derramada por sus soldados y el pueblo entero de todas las sangres cuando las fuerzas superiores del invasor osaron quitar la tierra que los vio nacer. Tremendo valor demostrado para todas las generaciones, una eterna lección de gratitud y un legado a las madres y a sus hijos por el sacrificio en la hora de la prueba. Por eso su bandera, roja por la herida en mil batallas, por la grandeza de su espíritu y blanca por la paz q conlleva el nuevo rumbo y la grandeza de un país que nunca ha muerto.Y así es el Perú, con la cordillera, el mar, el río, la selva recóndita con sus secretos, con su gente cariñosa y su gastronomía que ya traspone fronteras, esta es nuestra tierra. No lo hacen algunos, la hacemos todos si nos unimos para vencer la adversidad".

Entonces los Apus se quedaron mudos y avergonzados, no pretendieron hacer pregunta alguna. Y la Pachamama calló, no pudo evitar que sus lágrimas rodaran por sus rojas mejillas y así brillaron sus ojos más que de costumbre. Nuevamente los apus Los sonrojados desaparecieron pronto entre la lluvia y el granizo. Cuando llegó el silbido del viento y el estruendo del rayo, un cóndor orgulloso voló mucho más alto para perderse entre los nubarrones y los abismos insondables, arreciando luego un vendaval...

Roque Puell López Lavalle
 

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