viernes, 30 de diciembre de 2016

Un palacio veneciano


En las primeras décadas del siglo XIX, un vecino de nuestra ciudad se encontraba de viaje por Europa visitando las antiguas ciudades y sedes de las monarquías que aún se enseñoreaban en esa parte del mundo. En su viaje llegó a la ciudad de Venecia donde quedó enamorado de su bella arquitectura y sobre todo de un hermoso edificio gótico cuya construcción se había iniciado en 1200 y que era el orgullo de los habitantes de esta bella ciudad: el palacio Ducal.

Cuando regresó a Lima hizo construir en la parte posterior de su casa -que daba al río Rímac- una replica de la fachada de ese fastuoso palacio veneciano. Era la casa del Conde de la Vega del Ren o también llamada Casa Concha-Atete por los apellidos de los últimos propietarios descendientes de este Conde decimonónico y romántico. Quedaba esta casa donde hoy se encuentra la Alameda Chabuca Granda y donde antes estuvo el campo ferial Polvos Azules.

Pero, ¿Qué paso con esta bella casa y porque ya no existe? Cuenta Juan Ugarte Eléspuru lo que sucedió con este bello palacete, versión que el recogió del último habitante descendiente del viajero Conde de la Vega del Ren, en uno de sus libros dedicados a Lima. Un vecino rimense -al otro lado del río y frente a la casona- encontró un túnel que lo llevó por debajo del lecho del río hasta una bóveda bajo la casa donde encontró un “tapado”, tesoro compuesto por joyas y antiguas monedas de oro. Con esta recién adquirida riqueza este afortunado vecino rimense compró una casa en el centro de la ciudad, que la decoró con mucho lujo y le puso su nombre: la Casa Barbieri.

Esta versión de tesoros subterráneos llegó a oídos de funcionarios del gobierno de entonces (años 40) que ávidos de hacerse de estos, idearon muchas maneras de hacerse con la propiedad. Finalmente, un “proyecto” de playa de estacionamiento con el nombre de Playa Rímac hizo posible la expropiación y demolición de esta casona y su espectacular fachada veneciana que daba al río Rímac.

La playa Rímac fue ideada para descongestionar la Plaza de Armas de los autos que solían estacionarse en ella, pero no tuvo éxito y los autos aun se estacionaban en la plaza mayor hasta los inicios de los años 80. Luego la historia ya es conocida: sobre ese túnel se levantó un campo ferial y hoy es un espacio público de cómicos ambulantes y dulces típicos.

Compilado

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