viernes, 1 de abril de 2016

¡Buen blanco!




(Imagen: Postal de 1908 de la Plazuela de Desamparados…a la espalda, Palacio de Gobierno y quizás el balconcito de Amat para chispear frailes...En Skyscrapercity.com)…

En nuestros tiempos las cosas políticas se manejan de manera “light”, con guantes de seda en comparación con los días que dictaban las leyes virreyes y audiencias en nuestra vieja ciudad…

Por ejemplo, que un arzobispo hable contra unos candidatos presidenciales, hoy es noticia que escandaliza a lo sumo un día y listo, se cierra el libro…pero en los tiempos del virrey catalán Manuel Amat y Juniet, quien según don Ricardo Palma tenía el hobby de meter en vereda las excesiva gollerías de los curas y frailes limeños, el mentado monseñor ya estaría pidiendo asilo…

Amat y Juniet, quien moralmente era lo más lejano a un santo, ordenó a todo cristiano vestido de sotana a reformar sus costumbres (que se habían disipado al extremo en aquel año de 1768) y a seguir a pie juntilla el Evangelio…

Llegó a tal extremo su iniciativa que hizo construir el balcón de Palacio que daba a la Plazuela de Desamparados, para espiar a los frailes que andaban en malos pasos por los barrios de Abajo el Puente (hoy distrito del Rímac), llegando a pasar horas escondido tras sus celosías…

Mayor ojeriza tenía Amat contra los frailes mercedarios (sabrá el diablo porqué), que cuando veía uno cruzársele en la calle, murmuraba “¡Buen blanco!”…y así siempre hasta que uno de su corte se atrevió a preguntarle si hablaba de la calidad de la tela de los hábitos de aquellos y el virrey más popular de la Historia del Perú respondió a la criolla: “¡Buen blanco, buen blanco…para una bala de cañón!”…

Y ahora se habla de anticlericales…

Fuente: 

“Rudamente, pulidamente, mañosamente”. “Tradiciones Peruanas”. Ricardo Palma. 1872.




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